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martes, 28 de febrero de 2012

Mmmmmmmmmm

Le vi pegado al cristal de la nueva confitería. Se movía nervioso de un lado a otro del cristal e instantáneamente, se paraba y bien quieto, con los ojos fijos en cualquier pieza, babeaba un poco, hasta que la saliva le resbalaba por el cuello. Entonces, volvía a ponerse en marcha, cuatro pasos a la izquierda, cuatro a la derecha. 
En el interior de la tienda, no le veían porque el mostrador estaba a su derecha y así la visión del escaparate se escapaba. Sonreí. La tercera vez que inició el movimiento, me acerqué.
- Yo me comería una fresa caramelizada. Mmmmmm, una bomba de azúcar, esponjosa como una gominola, pero con el corazón de fuego, derritiéndose ácidamente a cada mordisco.
Me miró desconfiado.
Continué:
- Y también me comería un pedazo de esa tarta de hojaldres con crema quemada y kiwi maduro por encima, esa que termina en una capa de confitura, ¿quieres un trozo?
Supongo que no se creía que iba a comprarle nada.
- O si lo prefieres, nos comemos un buñuelo relleno de nata con azúcar glass y virutas de chocolate por encima.
La sorpresa podía reflejarse en su cara.
- Oye, vale! No me mires así! ¿un simple bombón de chocolate relleno de toffie?
Entonces empezó a reir. A carcajada limpia.
- Pensaba, pensaba -balbuceó entre los sonidos guturales que le provocaba su risa, entre espasmo y espasmo, entre respiración asmática y carcajada maquiavélica -, pensaba que sólo tenía poder sobre ti cuando estabas triste... Lo quiero... todo.
Así habló el monstruo que tengo en mi barriga... y entonces yo, incapaz de hacer otra cosa, tiré una piedra al cristal y me lancé a devorar los pasteles. La pobre dependienta chillaba y yo intentaba decirle con los ojos que no le iba a hacer daño, que sólo quería comer esos manjares, y en realidad ni siquiera yo, sino el monstruo de mi barriga, pero no me entendió. 
Cuando llegó la policía, me sentía mareado, como si me hubiera emborrachado. En realidad es que me había cortado con los cristales y todo el azúcar que entraba por la boca se iba vertiendo desde mi herida abierta. Supongo que comí fresas caramelizadas con sangre sin darme cuenta.
Todos pensaron que eso era muy grave y que había llegado el momento de ponerme un globo en el estómago. Ingenuos, sólo conseguiremos entretener al monstruo de mi barriga y que vuele más alto. 

17 comentarios:

M dijo...

mmmmmmmmmm

Anónimo dijo...

Creo que el monstruo que reside internamente padece de “hambre emocional” lo que le condena a no poder controlar sus insanos impulsos, y en su defecto los tuyos, deberías aplicar a sus pensamientos voraces la “disciplina positiva”, es decir, corregir la conducta inadecuada.

Ada dijo...

M, además preciosa la pastelería!

Mikael, ¿crees que el deseo de comer puede equipararse al deseo de amar o el deseo de vivir? ¿por qué tiene que ser fruto de un vacío? Estoy harta de esta teoría. Las personas que gozamos comiendo, amando, viviendo, lo hacemos porque somos apasionadas y vitalistas. No nos falta nada. Más bien, nos sobra...

Anónimo dijo...

Estimada Ada, el deseo, cada cual lo aprovisionara y establecerá según a sus necesidades personales, ¿quién puede decir cuál es la más acertada? Para eso existe la pluralidad, y esas teorías que te tienen tan atiborrada (no de pasteles). Existe el autocontrol, “la demostración de una libertad plena en una personalidad integrada”, y no por ello deja uno de ser apasionado y vital, como lo soy yo, y gracias a ello no me sobra nada, porque dispongo de disciplina, mando yo, no cuando mi cuerpo quiera.

M dijo...

Mikael eres de mente lúcida. Se vislumbra.

Elchiado dijo...

de filosofía ando regular... y de autocontrol, mejor os cuento otro día; de carencias, me falta la humildad de aceptarme como soy, imperfecto, un defecto de veras extendido en casi todos los ámbitos; me sobra maquillaje para cubrir lo que no quiero que los demás vean en mis faltas, me sobran palabras para engañarme a mí mismo; me sobra humor para entender que esto sólo es un relato; y me falta paciencia para quienes pretenden tomarse la vida como algo demasiado tonto o demasiado serio

un abrazo (con nada de autocontrol)

Anónimo dijo...

Elchiado, me sobra humor para entender que solo es un relato y me sobra paciencia para pretender tomarme la vida en serio a estas alturas de la misma, y cada cual opina libremente de lo que se expone, de eso se trata. Un abrazo sin control, (solo lo uso cuando hace falta)

dotdos dijo...

El monstruo de mi barriga se esconde en mi inconsciente, si le amenazo con un globo... ¡sopla!
Un abrazo!

Pepe Deapié dijo...

Con la comida así como con casi todas las cosas, no tengo problemas de autocontrol. Me falla con el tabaco. Y es que es difícil un autocontrol total.

volboretinha dijo...

Viva el chocolateee!!! El autocontrol, sólo cuando es estrictamente necesario, osea cuando una conducta puede afectar de una manera considerable a algún aspecto de tu vida. Si no, es así, viva la pasión y el descontrol!!

Ada dijo...

Estimado Mikael, la definición intrínseca de deseo pasa por no poder ser administrado. Me atrevo a decir: entonces no eres humano. O no es deseo lo que aprovisionas, sino otra cosa. Y yo no digo que los administrativos del deseo no seais apasionados. Eres tú el que dice que los derrochadores estamos vacíos y tenemos que cubrir una carencia. No sé, tal vez el error en mi caso esté en pensar que yo también soy mi cuerpo.
El autocontrol puede ser también muy peligroso. No es necesario que te explique el mecanismo de erupción de un volcán.

Elchiado, ¿me leíste la mente? eso mismo digo yo...

Dotdos :) :)

Pepe, todos tenemos una parcela que nos planta cara, quien sabe si precisamente y simplemente para hacernos más humanos y humildes.

Vol, viva el chocolate!! :) :)

Anónimo dijo...

Entonces estimada Ada, ¿debo entender que he de someterme al control del presunto poeta censor Elchiado, ya que él, el autocontrol nos lo referirá otro día, o no dispone, en cambio a mí me lo impondrá? Sí es así, dime mi pronto proceder, pues los que escribimos en román paladino nos cuesta entender y componer.
En cuanto al deseo, deseo la forma en que me lees. Viendo lo que uno ha visto y lo que me queda por ver, me entran ciertas dudas sobre la humanidad, de ahí mi autocontrol.

*L* dijo...

¿Has visto una peli protagonizada por Julia Roberts que lleva por título "Come, reza, ama"?

Es lo primero que me ha venido a la mente tras leer tu texto y los comentarios de esta entrada.

;)

Besos

Ada dijo...

Mikael, cierta dosis de autocontrol es necesaria, claro que sí,olvidemos los extremos, pero yo me pregunto ¿si deseo mucho algo y siempre me autolimito es eso sano? creo que no...lo que opine Elchiado lo desconozco y, por supuesto, nadie debe someterse a nadie. Aquí todos opinamos, estemos o no de acuerdo. Un abrazo.

*L*, sí vi la peli. Dicen que el libro es mejor. La muy puñetera Julia Roberts, mira que comió en Roma, eh? y la tía, nada, más flaca que un palo :) eso es cine.

*L* dijo...

Pero acuérdate de lo que le decía Julia R. a su amiga, aquella que no quería comer preocupada por no caber en los pantalones...

Eso es de chapeau!!!

;)

M dijo...

que le dijo L, que no me acuerdo?

el paseante dijo...

Por suerte, mi monstruo sólo se pone nervioso ante las verdulerías. Le compro una col y unas patatas y ya está satisfecho.