"Hay lecturas que requieren de un escenario especial -dijo al público que lo escuchaba-, yo jamás podría leer un poemario tan excelente como éste sentado en la taza de un inodoro, recostado en el sofá de casa mientras la televisión parlotea o en el andén de una estación mientras espero el tren. Este libro requiere de alfombras y cojines, de te caliente y luz tenue, de fruta fresca y dátiles con miel. Pide música de cuerda y tarde lluviosa. Pide nostalgia ..."
El que así hablaba era un conocido escritor muy aficionado al mundo árabe y a los soliloquios -aunque estuviera rodeado de oyentes-, así como a la invención de nuevas palabras como "poetívoro" o "poestanasia", grandilocuente, apasionado, extravagante, sensible y muy ciclotímico.
Se refería al poemario en prosa libre "El teu nom és un ésser viu", de Josep Manel Vidal, un modesto y excelente escritor valenciano, especialista en inventariar emociones.
Escuché atentamente cómo se presentaba el libro, escuché algunos fragmentos leídos con emotividad por una actriz de voz quebrada y, al final, en el turno de preguntas, exploté y hablé:
"Me gustaría decir -empecé tímidamente- que a mi este poemario me parece muy especial, pero no por extraordinario, sino precisamente por cotidiano. Leí en la taza del vàter -confesé ruborizada-, también en el sofá y en la estación de tren, incluso leí mientras mi madre me hablaba por teléfono, y al hacerlo tenía la sensación de estar paseando por un bosque en otoño y que cada poema, era una hoja a mis pies, algo pequeño, cotidiano, pero bellísimo. Yo no sé si estos poemas requieren de un lugar especial para ser leídos, pero llegan incluso si los lees en el baño. De repente, una escena tan común como el trayecto a pie hasta la estación de tren y todo lo que se ve en él, o el registro de un documento oficial, se poetizan de manera suprema; otras, es la pasión, el amor, la impotencia, el deseo, el miedo, todas esas grandes, universales y eternas emociones, pero también trasladadas a aquello más cotidiano - no puc espolsar, distretament, les molles de pa de la teva falda (no puedo limpiar, distraídamente, las migas de pan de tu falda"-; otras, es un sólo verso el que toma presencia de imagen -hi ha records que em pugen pel clatell amb la lleugera agilitat dels insectes (hay recuerdos que me suben por la nuca con la ligera agilidad de los insectos), y siempre imágenes cercanas. No creo que sea necesario maquillar y vestir este libro con palabras grandilocuentes. Se basta por si sólo para brillar".
La gente empezó a murmurar, el escritor presentador-poetívoro se revolvía en su silla, el autor me miraba sonriente con un gesto de complicidad fraternal. Eso me animó y continué:
"Por favor, déjenme leerles el poema que, para mí, lo resume todo. Déjenme leerlo mientras a unos les pica la nariz, otros se sienten incómodos en estas sillas de plástico, otros no entiendan nada, algunos escriban un sms a alguien, muchos otros están expectantes, déjenme leerlo y entenderán mejor lo que digo..."
El organizador del evento me hizo subir a la tarima. Las piernas me temblaban porque soy tímida. Sin embargo, la empresa requería de mi valentía:
"Inventari...inventario -empecé-...el somriure de gairell de la lluna, blanc i lluminós. La redonesa polida de les columnes de la barana del terrat. El gesmirel descarat fent rierols de verd sobre el mur escrotonat per la pluja. La besada incorpòria del vent sobre la meva pell mullada. La flaire de la llima acabada de tallar. El so intermitent del rellotge de la cuina, com una ungla impertinent sobre la fusta d'una taula. El pessic de safrà escampat pel marbre fosc del taulell...- y así continué, enumerando bellezas cotidianas -(...), l'agredolça evidència (la agridulce evidencia) de saber que vius (de saber que vives) escampada en detalls (esparcida en detalles) per l'univers que travesse (por el universo que atravieso).
Me pareció ver una lágrima en los ojos del escritor, una lágrima pequeña y cotidiana. Pero no recuerdo nada más. Porque me desmayé.
*Con todo mi cariño, que el autor me perdone el atrevimiento. Los acontecimientos son inventados, los poemas y las emociones, verdaderos y mi recomendación, sincera.