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viernes, 16 de diciembre de 2011

Con I de ironía e idiotez



Pensaba que en esta vida o se era irónico o se era idiota. Por supuesto, se consideraba del primer grupo, a pesar que ese planteamiento dual y tan simplista era, precisamente e irónicamente, muy idiota. 
Sí que era cierto que la sutileza de la ironía requería de una mente sagaz y abierta, de unos reflejos rápidos, a veces incluso de una misantropía declarada, de un lenguaje elaborado y una postura a veces nihilista y otras beligerante. Sin embargo, la base emocional de la ironía -ya que se basaba en la incapacidad (aunque aparentemente voluntaria) de decir abiertamente lo que se quería decir- era tan pobre como la intelectual lo era para un idiota así que en esos términos no había mucha diferencia entre uno y otro.
El irónico emocionalmente idiota, vivía de alquiler en un garaje convertido en estudio en el barrio de la Sagrada Familia de Barcelona, decorado con muebles de Ikea, que a menudo eran blanco de sus ironías, principalmente porque no los había elegido él, sino su casera.
En el piso de arriba, vivía una enfermera con bastantes turnos de noche, y que no dejaba de molestarlo con sus taconeos y trajines nocturnos.
- Buenos días -le dijo una mañana de domingo que se encontraron en la entrada de la casa-, ¿qué tal el cordero que tienes en el salón de casa? ¿ya lo sacrificaste para las fiestas?
- ¿Qué cordero? -preguntó tontamente la enfermera.
- ¿No tienes un cordero? Le escucho pasear por la casa algunas noches, golpear los muebles...
La enfermera, que no era idiota -ni normalmente irónica- captó enseguida la intención de su vecino.
- No es un cordero, es la cerda de la pareja del cerdo que hay en tu piso.
- ¿Qué cerdo? -preguntó él entonces.
- El que gruñe a todas horas.
Después de eso, ambos sonrieron y se dieron la espalda. Tontamente e irónicamente, así empezó su romance.

7 comentarios:

Sbm dijo...

La primera en la frente. De todas maneras, que viva la ironía.

Un beso.

Anónimo dijo...

Uaaaaaaauuuu, genial. Me apasionan las historias humanas, y si suceden entre vecinos, más. ¿Y solamente hay idiotas e irónicos? No sé yo...

Pepe Deapié dijo...

Me gustó.

Un saludo.

Ada dijo...

Sbm :) que viva, pero no estoy segura que sea mejor que la idiotez

Rombo, yo tampoco lo pienso, son cosas del prota de la historia que suele tener ese pensamiento dualista.

Pepe, ¿sí? ¿lo dices irónica o estúpidamente? me alegro.

el paseante dijo...

A mí me gusta ser irónico, pero no que lo sean conmigo. Creo que voy por el camino correcto.

Oing.

Ada dijo...

Paseante, uno de los rasgos típicos del irónico. Te entiendo :)

Princesa Ono dijo...

Buen corte!!! La primera en la frente, la segunda en el pecho...