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miércoles, 17 de agosto de 2011

Luna

Luna, te pedí hace muchos años, cuando todavía era una niña que nadaba desnuda entre las algas fluorescentes, que tu luz convirtiera el agua que bebía en aquella cala solitaria y azul, en un brebaje mágico que me trajera el amor, que pudiera pasar mi dedo por su mejilla - un instante me bastaría, dije entonces-, que pudiera ver su interior. Años después me lo enviaste: tenía otra cara, pero era un amor profundo. Fue, es profundo. También incómodo, difícil, tierno, complaciente, intermitente, distinto, un amor que durante trece años me meció entre sus brazos y superó contradicciones y prejuicios. Descrecimos y crecimos una y otra vez, anduvimos y desanduvimos todos los caminos, regalamos y robamos nuestros años mejores y cerramos los ojos ante ese cambio profundo que se iba gestando en nuestro interior. 
Luna, ¿por qué me enviaste un amor tan cobarde? ¿por qué dejaste que los miedos en lugar de superarse se enraizaran e invadieran su mente y su corazón? No quiero soltar, pero debo. No es sólo miedo a estar sola, no es sólo miedo al cambio, no es sólo miedo a volver a empezar, no es sólo miedo a volverme otra, más cerrada, más ocre, no es sólo miedo de perderle, de sacarle de mi vida, de dejar de sostenerle; es, sobretodo, un vacío profundo, es el fracaso quemando las entrañas, el fracaso de no haber podido crecer al mismo tiempo, de no haber aprendido todo lo que debimos aprender, de que estos años contracorriente y toda la fe depositada como un tesoro, se hayan perdido, desvanecido, evaporado como agua al sol. 
Luna, ya no creo en ti.

7 comentarios:

Pitt Tristán dijo...

Parece sacado de la realidad.
Me han encantado tus comentarios en nuestro blog, espero que nos sigas visitando. Me gusta ese punto descreído y melancólico.
Solo una cosita: independientes sí, aislados nunca.
Gracias.

Ana dijo...

me encantó.

Sara O. Durán dijo...

¡Póbre luna! ha venido a mi casa llorando por tu reproche... dice que ella actuó con la mejor intención y que está muy apenada de que las cosas no salieran como las planeaste. Me pidió que te lo dijera... Porque ha querido hablar contigo, pero dice que no le haces caso por el enojo ese que tienes.
¡Oye! Pero ¡Cómo crees? si lo que narraste ayer, fue tan universal ¡Por supuesto que me identifico en ello! y me encantó.
Abrazos.

Anónimo dijo...

Tranquila, y no pienses mal de la Luna. Te traerá algo...pronto, ya lo verás...

Anónimo dijo...

No es de extrañar que no creas en ella, tras tu experiencia, pero piensa que la luna es cambiante, como sus ciclos, e incluso en otro lugar del mundo la misma luna te puede ser amable, que seguro que sí. Por ejemplo, la luna en uno de los lugares más mágicos del planeta (y si no que se lo digan a Sara Durán): CHICHÉN ITZÁ.

Ada dijo...

Gracias, Pitt Tristán. Efectivamente, aislarse no es sano.

Señorita Pepinillo, muchas gracias!

Sara, tienes razón, si es que la pobre luna no tiene culpa de nada.

Rombo :)

Amber, seguro que sí.

monica dijo...

Trece años?