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viernes, 12 de agosto de 2011

El silencio

Visitaba los cementerios porque le daban miedo, sólo por eso. No quería reflexionar sobre la vida y la muerte, ni observar las esculturas helada de las tumbas con sus gestos hieráticos y las cuencas de sus ojos vacías, ni ver los rostros congelados de las fotografías que había en las lápidas, descoloridos por el sol, ni leer los nombres y sus edades como si fuera un ritual de invocación, ni rezar, ni leer los epitafios que a veces sorprendían gratamente, ni quedarse en silencio mirando el mar de cruces, sólo quería sentir miedo. Porque ese silencio interrumpido a veces por el vuelo de una paloma, el llanto de un vivo, o el salto de un gato era lo más aterrador de la vida, era la esencia, la base. Porque el principio era la nada, el vacío y todo lo demás una distracción ante esa realidad. Incluso la rosa marchita golpeaba como un insulto: todo lo que fue no era nada, sólo una breve interrupción del eterno silencio.

8 comentarios:

Princesa Ono dijo...

Ada! No sabía q habías vuelto al mundo del blog! Me he llevado una grata sorpresa.
A mí los cementerios me dan repelús y no voy nunca. Pero antes me producían una extraña atracción y puede q la razón fuera esa: quería sentir miedo!
Besos

Ada dijo...

Princesa Ono, no recuerdo haber estado antes, creo que me confundes y te has precipitado en la deducción. Si me dices, que no sólo repito nombre, sino avatar y cabecera, me desmayo! De todas formas si te gusta este espacio espero que repitas, bienvenida!

Anónimo dijo...

Un post que da mucho para pensar.... ¿Sabes? A mí no me gustan nada los cementerios, pero nada de nada, por muy buenas vistas que algunos puedan gozar, por ejemplo, el de Montjuïc en Barcelona... Y, sin embargo, cada 4 de agosto tengo cita obligada en el más grande de mi ciudad. Y lo que describes, lo que el/la protagonista de tu post, hacía, es algo que yo siempre he intuido, he visto, cada vez que he ido allí. Tú lo has explicado infinitamente mejor.

Sara O. Durán dijo...

Escalofriante tu narración....
Sabes, yo no visito los cementerios Ada, "en vida hermano, en vida".
Abrazo.

Ada dijo...

Ámber, siento haber abierto un poquito la herida...

Sara, yo les tengo amor-odio. Me aterran, como me aterra la muerte, pero al mismo tiempo, me gusta visitarlos de vez en cuando.

Anónimo dijo...

No, ADA, al contrario, me has ayudado, más de lo que te imaginas. Hay que saber enfrentarse a la realidad por cruda que esta pueda ser, porque la vida nos da mucho más de vuelta.

:)

. dijo...

cuánta verdad...
todo lo que fue no era nada,todo lo que es, no será nada, sólo silencio

a mi no me dan miedo los cementerios, siempre voy sola a visitar a mis padres,y entro por el costado para caminar por las callecitas que tienen sembradas crucecitas blancas en sus laterales
no me dan miedo quienes lo habitan en silencio, en realidad tengo miedo a los vivos

pero sí le tengo miedo a la muerte, a la propia y a la de mis seres queridos

Princesa Ono dijo...

Ah, pues te he confundido con otra...