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viernes, 6 de enero de 2012

Caminamos por la sombra del puente

Hay momentos de soledad que me aterrorizan. A pesar de que siempre he pensado, que tras mi aspecto frágil, soy muy fuerte, a veces algo pequeño y quebradizo, nada sorprendente, como una mano huesuda e invencible, me atenaza la garganta. Y entonces me siento tan débil que me asusto, pero es un terror profundo, irracional, multiplicado por cientos, creo que no podría explicarlo ni sabiendo escribir como Poe o como Kierkegaard o como Gloria Fuertes. Este terror lo siento ahora. 
Hace unos minutos un buen amigo me ha anunciado la muerte de su hermano. Una de esas muertes extrañas, que requieren de algo más que de autopsia para confirmar que ha sido voluntaria. Qué soledad tan profunda querer marcharse. Nunca lo he entendido. Y sin embargo, ahora que ya tengo canas y arrugas alrededor de los ojos, a pesar que ellos no han dejado de ser vírgenes para el miedo, a veces puedo imaginarlo y de eso a entenderlo puede que haya un paso y de eso a poder hacerlo, quién sabe...
¿Tal vez marchen los que más aman la vida? ¿los que más le exigen? Caminamos por la sombra del puente, a decenas de metros del suelo, somos tan pequeños como las hojas secas y la vida-carretera siempre sigue, la caminemos o no. 
A veces siento una soledad tan grande que pueden quebrarme el corazón los mensajes a mi móvil hablándome metafóricamente de pozos, bestias, serpientes, elefantes, mujeres de ojos rojos, bosques, ratas blancas y negras y abejas lanzando gotitas de miel. Tan grande, que algunos silencios se hacen tan insoportables y algunas presencias tan necesarias que pierdo la capacidad de ver la belleza de las cosas. Que lo andado parece quebradizo y lo que queda por andar, imposible. Que sólo se me ocurre sentarme en un rincón y pedir a lo divino que nunca me deje llegar al punto de locura o lucidez -quien sabe- como para lanzarme del puente. 

6 comentarios:

Humberto Dib dijo...

Ada, mi querida Ada, ojalá sea todo producto de la fantasía de escritora.
Un beso enorme.
HD

fra miquel dijo...

Yo no he dejado de pensar en ello, desde que mi mejor amiga decidió ir-se. Y de eso hace ya más de cuatro años...
Cuando pienso en ella, en porqué se fue, se me produce un vacío interior que no consigo llenar con ningún tipo de razonamiento.
Sólo se me ocurre pensar en un cruce de cables, un cortocircuito interior...
Te recomiendo ésta lectura:

http://www.anagrama-ed.es/titulo/PN_657

Que tengas un buen año
un beso

Pepe Deapié dijo...

Todo el mundo tiene miedo. Lo que pasa es que cada cual tiene los suyos y los afronta de distinta manera.

Me descubro ante la forma tan poética y expresiva en que eres capaz de describir tus emociones. El último párrafo, es sencillamente, magistral.

Un saludo.

Ada dijo...

Humberto, desgraciadamente esta vez no es así. Tal vez tú, trabajando con las mentes de las personas, entiendas un poco más que yo. Reconozco que anoche me sentía fatal. El sueño me dejó el desazón y hoy afronto un día que, sin ser perfecto, seguro que tendrá belleza suficiente como para que deje de tener tanto miedo. O eso espero.

Fra, ¿sí? ¡qué duro! hay personas que están realmente enfermas, que tienen la percepción de la realidad muy distorsionada. Es un tema que me apasiona porque pienso que todos la tenemos, evidentemente, pero cuando esa percepción nos hace daño o la hace a los demás es cuando podemos hablar de patología. Bueno, igual estoy diciendo una barbaridad pero así lo entiendo yo. Otro caso, como tú dices, es el de las personas que ante un grave problema, tienen un cruce de cables y hacen algo así. Yo lo viví con mi vecina que tras el diagnóstico de un tumor en el recto se cortó las venas. Afortunadamente llegamos a tiempo. De eso hace más de 8 años. El tumor no era maligno.
Gracias por la recomendación del libro, lo miraré. Un abrazo grande, Pater!

Pepe, claro que todos tenemos miedos y quien diga lo contrario, miente. Yo tengo muchísimos pero el de anoche era tan profundo que tal vez por eso, por sincero, te gustó más mi escrito.Un abrazo.

Me voy ahora a caminar. Espero poder traeros imágenes bellas al volver.

Sara O. Durán dijo...

Querida Ada amiga:
No lo estás. Son cosas que desgarran mucho, nos hacen sentir muy fragiles.
Recibe un abrazo que te regrese el alma al cuerpo. Que recuperes toda tu luz, belleza y ternura.

el paseante dijo...

En el fondo, sólo adelantan un hecho anunciado. Y siempre he entendido que quieran adelantar la muerte si eso les alivia de una vida indeseada.

Estoy en el mismo caso que Fra Miquel.