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jueves, 10 de noviembre de 2011

Puedo escucharte si tú me hablas

Encontró la camiseta en un mercadillo callejero y aquel mensaje contundente le llamó la atención: "Esta camiseta puede escucharte si tú le hablas". 
Sonrió, se acerco a su manga derecha y le susurró: "quiero quererte pero no me dejas". Esperaba una respuesta, pero, claro, en ninguna parte decía que tuviera que responder. "Vaya -pensó- que camiseta más humana..." Y recordó las múltiples veces que le había pasado algo así o parecido: hablar por hablar, hablar sin escuchar, escuchar sin hablar, oír sin escuchar, esperar una respuesta que no llegaba...
Se acercó a la manga izquierda y le susurró: "perdóname". La camiseta no se inmutó.
La compró, claro, y se la puso esa misma mañana. Y fue entonces cuando la camiseta respondió, a través de todos los desconocidos que se acercaron a hablarle: nunca antes se había sentido tan querido ni había hecho tantos amigos tan fácilmente. 

5 comentarios:

MTeresa dijo...

Jo,
yo quiero saber en qué
mercadillo venden esa magia andante,
un abrazo

Ana dijo...

Lo dicho, invítame a tu mercadillo. Ofertones, creatividad, camisetas chulas... invítame :D

el paseante dijo...

Veo que te gustan las prendas con pasado. Seguramente tienen más salero que las del Zara recién sacadas del horno.

Ada dijo...

MTeresa, bienvenida! Buscando se encuentra.

Ana, si siempre estás invitada, no lo dudes.

Paseante, me gusta todo lo que escucha.

Anónimo dijo...

Yo también creo en esa magia, ya sea impresa en una camiseta parlanchina y necesitada de afecto como en cualquier otro objeto que pueda sentirse abandonado por nosotros, y es que, hacer feliz cuesta tán poco.

Abrazos de viernes, Ada.