- ¿Sabes qué pasa, chica? que tú y yo no nos tenemos confianza.
- Es que no se puede confiar en nadie, sólo en uno mismo.
- Pero eso es muy triste. Yo necesito confiar en la persona que tengo cerca.
- ¿Para qué? Confía más en ti.
- Confío en mí si sé que puedo confiar en ti. Eso significa que mi criterio es correcto.
- Entonces...¿confías en mí?
- No me dejas.
- Hazlo.
- No me dejas.
- ¿Por qué?
- Nunca me cuentas nada, no me das explicaciones, no te quejas, no me necesitas, te proteges, dudas...
- Pero si tú me has elegido para ser mi amiga todo eso no debería importarte, deberías estar segura de tu elección.
- Oye, sólo soy una niña, no me exijas tanta perfección.
- Vale, pues coge una piedra, dejemos de pensar y juguemos a ver quien la lanza más lejos.
- ¿Y si jugamos a hacer un castillo de arena?
- Chica, no nos entendemos tú y yo, qué cruz!
- Pero ¿me quieres?
- Te quiero.
6 comentarios:
quan deixem de confiar en els demés, tenim un problema :)
Bonita respuesta final
Eso son dos buenas amigas y lo demás son tonterias !!
Un diálogo precioso, Ada.
He sentido añoranza por esos amigos que ya no están a nuestro lado.
Un abrazo wapa.
Tirem les pedres i que rebotin en l'aigua...
Lo mejor es ser tu propia alma gemela. Hay menos líos y más ego :-)
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