Vampira y Rabit se conocieron en la consulta de un dentista. Evidentemente no se llamaban así, fueron los motes que cada uno pusieron al otro, mientras sentados en la consulta y coincidiendo varias veces, se miraban de reojo, antes de haberse dirigido la palabra por primera vez.
Vampira, como su apodo indicaba, tenía una boca bonita, labios carnosos y dientes blancos, pero con la peculiaridad de unos colmillos muy afilados. Como tenía la piel muy blanca y casi siempre iba vestida de negro no fue difícil encontrarle ese mote.
Rabit, como su apodo indicaba, tenía los dos incisivos centrales de arriba mucho más largos y grandes que el resto de dientes, igual que un conejo. Como además era muy nervioso y no paraba de levantarse y pasear por la consulta mientras esperaba, no fue difícil encontrarle ese mote.
El primer día que se vieron, se repelieron, no encajaban nada, ella tan gótica y él tan pijo; el segundo sintieron curiosidad y el tercero ya empezaron a hablar.
A Vampira le tenían que limar los colmillos y ponerle unas fundas de porcelana. A Rabit, limarle los incisivos y ponerle una ortodoncia durante años. Como ya eran mayores de edad, aunque de adolescencia retardada, decidieron negarse al unísono y ese día fue el que inició su romance.
Se besaron apasionadamente en el ascensor de la consulta, nada más salir de ahí, y unas semanas después estaban haciéndose románticos regalos como estos.
8 comentarios:
Eso si que es tener el don de la oportunidad (el pasar por allí, digo).
Y tuvieron vampironejos?:)
Hahaha
Que cuento mas surrealista (la realidad siempre supera a la ficcion)
Que bonita historia, como siempre!!! Ya podían suceder historias así más a menudo en el dentista, por lo menos entras a la consulta con buen "sabor de boca" ;). Y en cuanto a las fotos, un poco arriesgado no?? Con lo fácil que es escribirlo en el espejo!!! Biquiños guapaa
Y ahora es cuando no quieres decir dónde está escrito...
Jota, ja, ja, vampironejos, sí, es posible
Fatima, sí, un poco raro, eh? seguro que la realidad supera la ficción, efectivamente.
Volboretinha, arriesgado, pero sin dudad más impactante.
Mónica, sí, lo digo: en Cuenca otra vez, mirando desde el puente de San Pablo, a un lado y a otro, justo abajo.
magia
Pues yo podría ser Vampiro y Rabit al mismo tiempo. ¿Voy al dentista o sigo sin reírme?
Paseante, ríete siempre aunque seas un "vampìronejo" :) (confesión, yo podría ser Vampira)
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