La verdad es que no te quiero mucho, pero esta noche, en mi sueño, te abrazaba llorando como si te amara muchísimo. Hace tanto tiempo que no te hablo que ya he olvidado tu cuerpo huesudo y pequeñin. Pero el sueño se ha encargado de recordármelo: vivías en la habitación de un hostal. La tenías decorada con multitud de barcos en miniatura, veleros de medio metro y botes pequeños. Dejabas siempre la puerta abierta y por ahí se colaban gatos y niños. Me colaba yo también y te miraba con ojos llorosos desde el quicio de la puerta. Tus ojos también se humedecian y eran la señal de "avanti": nos abrazábamos llorando.
Pero la verdad es que no te quiero mucho. Tal vez eras tú que soñabas que te soñaba. Me decepcionan tus inevitables huidas, tu postura trágica de víctima, tu violencia contenida, tu teatro constante.
Como te querría verdadero, no puedo quererte así. No confío en ti. Ni, es evidente, en los sueños nocturnos.
Como te querría verdadero, no puedo quererte así. No confío en ti. Ni, es evidente, en los sueños nocturnos.
7 comentarios:
Que punyeteros els somnis, et retornen el que creies enterrat. Sort que la llum del dia i l´evidència ens fan adonar de la realitat.
Lo pasado pasado está. A veces tan difícil.
Un saludo
Me ha gustado mucho este texto, Ada. Me parece que tiene mucha fuerza.
Nadie escapa de los laberintos donde inventa el amor.
País, no pienses que estoy loca pero a veces me pregunto que es más real ¿el sueño o la vigilia?
Jota, yo a los pasados siempre los tengo muy presentes. Por cierto, él se parece muchísimo al dibujo que tienes de ti.
Daltvila, los textos que no son cuentos chinos siempre tienen más fuerza por sentidos.
Anuar, era un amor fraternal solamente.
Muuuy divertido tu relato. Me gustó mucho el cierre que le diste.
Thanks!
Tendré que dejar la puerta de mi piso abierta por si se cuela un gato o un niño o tú. Pero me da a mí que sólo se va a colar ese señor con frac que lleva tiempo frente a mi vivienda con facturas en la mano. Cachis.
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