Hoy sentía la necesidad de escribir sobre muchos temas diferentes, casi tantos como mi colección de piedras y conchas, esa que tengo repartida entre dos jarrones transparentes y que me sirven para colocar las barritas de incienso y no manchar todos los muebles.
Quería contaros sobre las explosiones de ira, de cómo me paraliza la violencia de los otros, del miedo -yo ni ataco ni huyo, más bien me paralizo-, de los colectivos marginados, de su dificultad para tener futuro, de los colectivos más privilegiados, de su dificultad para tener futuro, me repito...del silencio, de la esperanza, de los latidos tenues del corazón, de la incomunicación, de los sueños eróticos, del precio de la gasolina, de la lluvia, de marcharme...y cada tema me parecía una piedra de forma y color diferente y no sabía cómo atacar la pantalla en azul (sí, en azul turquesa, no en blanco, porque el cable de mi portátil está a punto de romperse desde hace varios años y escribo siempre con la pantalla en azul turquesa) así que finalmente he decidido llenarlo todo de piedras e intentar ilustrar en pocas palabras cada uno. No sé si lo lograré...
Piedra 1 (vetas blancas y rojas, superfície rugosa, brillo, sin forma definida):
El aula helada, ocho hombres marroquíes rodeando a la maestra de español. Hay risas, como siempre, hay complicidad. Se hacen los ejercicios y se corrigen en voz alta. Mustapha está extrañamente callado. Es su turno y se equivoca. Hassan se ríe disimuladamente. Y estalla el volcán. La ira palidece el rostro y los labios de Mustapha, mientra escupe palabras e insultos en árabe y español. Los demás le sujetan. Se zafa. Lanza una silla a la cabeza de Hassan. Detrás hay un ventanal acristalado, que en caso de romperse puede herirles a todos. Ayad, operado del corazón no puede alterarse. Pide permiso y se marcha. Por tres veces, la silla vuela. La maestra lo mira todo desde su rincón. Grita como los demás intentando parar la ira, pero está paralizada. Sólo el corazón le late con fuerza. Sólo las manos le tiemblan.
Piedra 2 y piedra 3 (negras, pulidas, pequeñas, redondas):
No tienen futuro. Y no quieren verlo. No quieren cambiar sus mentalidades moldeadas como arcilla por manos manipuladoras. Son marionetas. Sobreviven y ni siquiera saben sobremorir. Eso les haría más valiosos, más lúcidos, más valientes.
Piedra 4 (de cristal transparente):
"Qué vacío me provoca tu silencio, qué vacío y qué alivio también. ¿Tú me entiendes? Yo no..."
Piedra 5 (verde malaquita, grande, cuadrada, suave al tacto):
No dejo de esperar. Espero. Es, pero...
Piedra 6 (una caracola marina, minúscula, blanca, veteada en negro, con el corazón rosado):
Sentía todavía los latidos, pero muy tenues, como si hubiera dejado el corazón en una pecera y a penas fuera la vibración del agua lo que sintiera su piel. Sin embargo, aquello la seguía conectando, como un cordón umbilical con una madre. Siempre sonreía cuando sentía los latidos. Por si realmente pudiera verla.
Piedra 7 (rara, sin ángulos):
Yo digo monja y tú entiendes jamón, yo digo punta y tú entiendes puta, yo digo amor y tú te vas a Roma sin mí.
Piedra 8 (romboidal, roja, con aristas)
- ¿Dónde me llevas?
- Tranquila, ya lo verás...
- ¿Dónde está....?
- Nos espera allí.
- Es tarde...
- Le veremos mañana.
- ¿Y está noche?
- Dormiremos juntos, tranquila, ya lo verás...
La cama del motel era estrecha, pero limpia. Se colocó en posición fetal. Él detrás, encajado en su espalda. Su respiración era cálida. Esperó a que ella se durmiera. Hacía mucho tiempo que la deseaba y apenas podía creerse la naturalidad, la confianza con la que ella, se había rendido al sueño. Aspiró su aroma. Olía a canela y vainilla. Recorrió su brazo con la yema de los dedos y se encajó más fuerte. Sentía el miembro duro entre sus piernas, como si varios siglos de espera se concentraran en aquel instante. Le bajó las bragas. Ella se despertó. Estaba aturdida, ni siquiera podía hablar, sólo lo miraba con aquellos grandes ojos pardos y le daba permiso. La penetró tantas veces que ni podía recordarlo. La penetró muy fuerte, muy profundo, y ella gemía de placer y apretaba sus piernas, lo engullía, lo devoraba, fecundaba su alma y su cuerpo...
Piedra 9 (redonda, negra, lisa, profunda, espesa)
Gasto 50 € de gasolina a la semana. En mi nómina aparece que me pagan 49,33€ de gasolina al mes. Tshiiiiiiiii, y calla, y agradece.
Piedra 10 (azul, semitransparente, opaca, alargada)
Llueve. Es un mal día para ver llover, hoy el cielo está llorando, quizá llore yo también...
Piedra 11 (maldita):
Pienso en marcharme. Cada día lo pienso. Cerrar el chiringuito. Cambiar la casa. De nuevo. Desde el 2000 estoy igual. Cierro y abro, como lo harían unas piernas amantes. Si cierro, abriré, seguro...